Manu Molina dice adiós al Málaga: “Creo que he dado el nivel para seguir”
“Se va un malaguista más”, decía el onubense en una emocionante despedida. Asegura tener “fútbol para rato” y desea un próximo reencuentro en La Rosaleda.

Tras un viaje intenso y con alguna etapa poco fértil en Ibiza y sobre todo en Zaragoza, Manu Molina (Huelva, 1991) encontró su hogar en Málaga. Pegamento dentro y fuera del verde, se marcha tras dos temporadas “muy intensas y donde recuperé la ilusión por el fútbol”. Imprescindible en Primera RFEF y en Segunda hasta el parón de Navidad. Su nivel decreció, como el global, pero con un peso que se mantuvo en ese grupo, un poco huérfano a partir de ahora en la guasa.
Como la de Dioni, una despedida emocionante y ejemplar, acompañado por su familia y un Loren Juarros, director deportivo y quien tomo la decisión, contemplando esa marcha en primera fila, junto a otros del club, familia y algún compañero y amigo como Kevin Medina, otro que se despide. “Han sido dos años maravillosos aquí, se marcha de aquí un malaguista más. Se cumplieron mis objetivos”, decía.

Qué se queda de Málaga. “Las dos temporadas que hemos hecho. Vine con un objetivo y lo hemos cumplido, que era devolver al Málaga en el fútbol profesional, y también mantenerlo en Segunda. Son dos objetivos claros que tenía el club. Me voy con la cabeza alta y con los pies por delante. Lo he dado todo por este club, estos colores, cada vez que he jugado lo he sentido así. Que el Málaga siga creciendo porque es un club enorme, que tiene que seguir creciendo a todos los niveles. Sabemos dónde tiene que estar el Málaga. Me voy contento con mi trayectoria. Ha sido mi mejor etapa como futbolista. He jugado en Primera, otros ascensos, pero este ha sido más intenso. Estamos en un club enorme, con una gente detrás que hace que sea grande. Se ha demostrado en estos años. Y vivirlo en Málaga ha sido un chute enorme. Soy mejor futbolista, mejor persona, he conocido a gente que pensaba que no iba a conocer, un vestuario magnífico con gente estupenda y que son amigos de verdad”.

Palabras de cariño. “He disfrutado muchísimo compitiendo con esta camiseta y este escudo. Cada día me lo he dejado todo y mi mujer lo sabe. Creo que como a todos los malaguistas jamás se nos olvidará el ascenso de Tarragona, un día inolvidable, sabiendo cómo venía el club y un reto que se consiguió. Me quedo con lo personal, dos años maravillosos, donde he disfrutado como un niño. Venía de una etapa difícil en Zaragoza y aquí recuperé la ilusión de niño de ser futbolista, en competir en un campo como este. Me he sentido un malaguista más. Ahora me toca despedirme de Málaga, pero esta siempre será mi casa. Y espero que la gente se acuerde de mí. Para mí ha sido un orgullo pertenecer a este club, vestir estos colores y defender una camiseta como esta. Y darle mil gracias a la afición, desde que pisé La Rosaleda la sentí mía. El salir ovacionado de un estadio como este se me va a quedar para toda la vida. Ha habido momentos buenos y malos, pero que la gente se quede con lo bueno. He intentado darlo todo siempre, llevar al Málaga a lo más alto posible”.
Dos años intensos. “Ha sido como mi forma de ser. Yo vivo las cosas de forma muy intensa. El fútbol es así. Todo muy rápido. El descenso, el ascenso; este año después de la primera vuelta parecía que íbamos a estar tranquilos, pero luego fue todo cuesta abajo. Así es el fútbol y remontamos. Con mi continuidad y no continuidad… Pero así es el fútbol. El fútbol te da cada día una lección de vida, ahora la de seguir con la cabeza para delante pase lo que pase. Lo he vivido así desde que tengo diez años. Esto parece una despedida como si hubiese estado cinco o seis años en el club, me han bastado solo dos. Soy malaguista, puedo decirlo, y me voy contento con mi despedida”.

La salida y su reacción. “Cuando uno no tiene contrato, estaba tranquilo por mi nivel deportivo. Soy de los que piensa que cuando das un nivel alto tienes muchas opciones de seguir en el club. Pero es verdad que cuando pasaban los meses y no se me comunicaba nada, te entra ese gusanillo, de pensar qué va a pasar conmigo. Y mi mujer que está ahí sentada sabe que lo he pasado muy mal cuando se me comunicó. Tengo una familia, una niña de nueve años, que se ha hecho a la ciudad. Me dolía por eso. Mi hija había hecho amigas aquí. Ha sido así. Muy intenso. Creo que no me voy a creer esto hasta que no me vaya de Málaga. He dado un nivel muy bueno para poder seguir, pero es verdad que el club está apostando por gente joven. Me queda mucho fútbol todavía y han decidido eso. Soy futbolista y no tengo que reprochar nada a nadie. Las conversaciones son privadas. El club ha decidido eso. Mi nivel está ahí, los datos están ahí y mi nivel está ahí”.
Buen ambiente en el vestuario y las bromas. “Desde que llegué aquí siempre me he mostrado así. Soy una persona alegre, que le gusta la broma cuando hay que hacerla, siempre lo he dicho, encima este es un vestuario joven que le gusta esta parte. Y desde el año pasado a este se ha compenetrado una familia, gente que no siguió el año pasado, que no seguimos ahora, pero el alma de ese vestuario va a estar ahí seguro. Lo tengo claro. Me llevo las alegrías y las bromas, también sigue gente en este grupo como yo, que le gusta el cachondeo. No se tiene que perder el estilo en ese vestuario, porque en los momentos malos son los que han tirado para arriba”.

Futuro. “De momento desconectar, de vacaciones. Soy de los que piensa que hasta que no me llegue una oferta, que mi agente no me llame. Soy así desde hace tiempo, cuando eres más joven te gusta preguntar cada día. Hablo con él y le comento eso. Ojalá seguir en Segunda, enfrentarme al Málaga y poder volver a este estadio. Nunca me hubiera gustado vestir otra camiseta en los próximos años. Pero esto es el fútbol. Con la cabeza por delante. Y al equipo que vaya pues darlo todo y demostrar el nivel que tengo”.
Mejor y peor momento. “El ascenso. Desde entonces he dado un buen nivel, ahí están las estadísticas, me he encontrado espectacular. Me perdí tres partidos por lesión, lo demás por sanción. Eso demuestra que he estado a tope. Soy un profesional de la cabeza a los pies. Y el peor en lo colectivo, compañeros que se lesionan por ejemplo. La racha que tuvimos de incertidumbre que no ganábamos y nos acercábamos al descenso. Pero me quedo con lo bueno. He tenido partidos buenos y malos, no se puede estar bien los 42 partidos”.
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