NBA | Playoffs 2025 | Warriors-Rockets (3-3)
Los Warriors, ante el precipicio
Sin fuerzas y superados por el tamaño y el físico de los Rockets, Curry, Butler y compañía pierden en casa y se la jugarán, mañana, en Houston.
De vez en cuando, y entre revoluciones de small y ball y quintetos de cinco abiertos para tirar triples sin parar, el baloncesto se acuerda de que es un deporte para gente alta. Y de que es eso, un deporte: y hace falta fuerza en las piernas y oxígeno en las ideas. Sin eso, no hay nada. Y ahora mismo los Rockets son más altos, más fuertes (más grandes) y tienen más piernas y más ideas que los Warriors. Y por eso un 3-1 cuesta abajo para los de San Francisco se ha convertido en un 3-3 después de un 107-115 que suena a oportunidad masiva perdida en la Bahía. A que algo está mal, o rompiéndose o ya roto. Mañana sabremos si la cosa es de cuidados intensivos o de sepultura: sin descanso, viaje a Texas y séptimo partido en Houston. Ya está, sin más futuro. No va más.
Desde el 1-3 en contra, con un pie en la tumba, los Rockets han reafirmado la fórmula que funcionaba y se han aferrado a ella sin complejos y sin memoria: esto son los playoffs, da igual qué era bueno y qué no en regular season, cómo tendrían que ser las cosas. Ahora, sencillamente, son. Y si te lo piensas demasiado, acabarás debatiendo cómo eran. Así que Ime Udoka ha desplegado su big ball con Alperen Sengun y Steven Adams. Y una defensa en zona 2-3 que desconcierta a los Warriors como si no la hubieran visto nunca. El regreso a rudimentos básicos, sacar partidos de las virtudes propias y explotar los defectos ajenos. Y ganar: en la serie, +53 con Steven Adams en pista, -39 para los Rockets sin él. Un jugador del que muchos se habían olvidado, ya de 31 años y que estaba en los Thunder, por cierto, cuando los Warriors les remontaron un 1-3 en la final del Oeste de 2016. Cosas.
La fuerza de un pívot clásico
Adams ya asomó como un jugador importante en el último tramo de temporada para los Rockets. Ahora es esencial, un bloque de hormigón que los Warriors no pueden mover. En tiempos de laboratorio e ideas revolucionarias, un pívot de toda la vida cogiendo rebotes e intimidando, absorbiendo el espacio a su alrededor como un agujero negro que se está tragando a su rival. Funciona precisamente porque es sencillo, básico, la ley del más fuerte. Con sus quintetos minúsculos y sus veteranos cansados, Steve Kerr no tiene más solución que el hack-a-Adams, llevar permanentemente a la línea de tiros libres al neozelandés para ver si Ime Udoka lo manda al banquillo. En el cuarto partido, coló. En el sexto, no: 9/16 desde la línea de personal para Adams. Y un plan inefectivo para Kerr, que siguió aplicándolo cuando el partido se le iba en el último cuarto. Como un disco que sigue sonando, una melodía triste, en un salón en el que todo el mundo ha dejado de bailar. Kerr, seguramente, tendrá más ideas. Pero no sabrá cómo, o más bien con quiénes en pista, ponerlas en práctica. Los famosos ajustes de playoffs no solo hay que idearlos: también hay que tener quien los aplique.
Así que los Warriors han pasado de salvarse por los pelos en el cuarto partido, en el que no fueron especialmente mejores, a caer con estrépito en los dos siguientes. Del 1-3 al 3-3, una distancia que se ha volteado trece veces hasta el golpe final (veremos si esta es la catorce) en toda la historia de los playoffs. Si en el quinto se debatió cuánto había habido de displicencia, de dejarse ir porque el sexto era en casa, un match point inevitable, ahora toca activar todas las alarmas, que atruenen los avisos por radio en San Francisco: el equipo parece muerto, K.O. y cabizbajo, agotado, camino del séptimo, mañana en Houston. Sin descanso. Hace unos días parecía una serie warrior, ahora está en manos de los Rockets. Parece que queda poco de Stephen Curry y compañía, pero veremos si su último aliento basta para robar el fuego, dar el golpe final desde la lona. Kerr, Curry y Draymond Green lo han hecho otras veces en Houston. Nunca, eso sí, tan exprimidos y con tan poco acompañamiento.
Los Warriors, sin apenas recursos
Kerr sigue probando cosas como si no supiera muy bien qué hace, a ver cuál funciona por pura probabilística: que suene la flauta. Volvió a cambiar su quinteto y puso uno que no había compartido pista ni un segundo en toda la temporada: Curry-Jimmy Butler-Gary Payton II-Buddy Hield-Green. Su obsesión es que los Rockets no puedan esconder a Sengun en las jugadas de pick and roll, tener al turco bailando siempre fuera de su zona de confort. Y dejar que las estrellas hagan el resto. Pero no está funcionando: los Rockets han encontrado su fórmula defensiva con Sengun, Adams y la zona. Y tientan permanentemente a los secundarios de los Warriors: ganadnos vosotros. Y la cosa marcha: Payton no existe en ataque, Hield no metió ni un tiro, Podziemski y Moody no llegaron hasta donde requería este partido y Kuminga sigue sin jugar (veremos mañana: es una pura cuestión de físico). A Green no le defiende nadie y es un problema en ataque (casi no mete tiros y suma más pérdidas que asistencias) con el que hay que vivir porque la defensa desaparece sin él.
Así que todo se reduce a que Curry y Butler se apañen. Esta vez, 56 puntos de ellos dos y 51 del resto. Y nada de descanso: el base jugó todo el tercer cuarto y no se sentó en el último hasta que la cosa estaba lista, cuando el público había empezado a vaciar el pabellón con, todavía, cuatro minutos por jugar. Incómodo, castigado físicamente, no sabemos cómo de lesionado y perseguido por Amen Thompson y Fred VanVleet, Curry necesita un último toque de magia que ahora mismo parece desaparecida. Acabó con 29 puntos y seis triples, pero solo estuvo cómodo de verdad en un parcial de 11-0 en el que metió todo él, en el segundo cuarto (de 35-46 a 46-46).
Cuando el partido tenía un marcador mucho más apretado (84-86) que las sensaciones antes de los últimos doce minutos, tampoco pudo conjurar nada. El depósito estaba vacío. Su último cuarto fue nefasto y lo que parecía la carga final se convirtió en un ejercicio de impotencia atronador, quizá el definitivo de la serie para los Warriors. Salvo, claro, que medie una resurrección que no es imposible: los séptimos partidos hay que jugarlos.
Los Warriors llegaron a fallar 16 de sus primeros 18 tiros en ese último cuarto en el que pasaron de estar a una canasta a perder sin oponer resistencia (89-106 a fata de cinco minutos). Jimmy Butler se dedicó a sacar tiros libres (acabó en 27+9+8) como única vía de supervivencia después de haber rascado unas cuantas canastas heroicas sobre la bocina de posesiones masticadas hasta la náusea. Callejones sin salida que vuelcan el juego hacia el mapamundi de los Rockets, cada vez más cómodos y seguros en el plan que puede valer el billete para semifinales del Oeste. No hizo falta que espabilara Jalen Green (3/11 en tiros, 12 puntos) ni que Dillon Brooks se iluminara desde el triple. Bastó la defensa, el rebote, el físico, la insistencia de Sengun (21 puntos en 20 tiros, 14 rebotes, 6 asistencias) y, eso sí, la ejecución de VanVleet, que han encontrado su toque y está haciendo saltar por los aires la defensa de los Warriors: esta vez 29+8+8 y un 6/9 en triples. De un 6/29 desde la línea de tres en los primeros tres partidos de la serie a un 18/27 en los tres últimos. Fundamental.
Si eso sigue así, los Warriors tienen poca escapatoria. En un equipo que viene en reconstrucción y crecida y en el que todos los debates y análisis se basan en su núcleo joven, los dos jugadores más importantes están siendo veteranos con unas cuantas batallas encima contra los Warriors: Adams y VanVleet (que ganó en la Bahía el anillo de 2019, con los Raptors). Y Udoka, claro, el entrenador que, todavía en los Celtics, no pudo parar a Curry en las Finales de 2022.
El desastre del último cuarto dejó un mensaje apocalíptico para los Warriors, que parecían a salvo hace un puñado de días. Seguros de sí mismos, convencidos de que sabían mucho mejor de qué va esto de los playoffs. Con Curry, Butler y Green. Ahora, con las fuerzas al límite y sin que los tres principales puedan permitirse descansar un solo segundo, llega el séptimo partido. Fuera de casa, con la inercia lejísimos de sus bolsillos y oscurecidos por la gigantesca sombra que proyecta Steven Adams, un artefacto rudimentario que ha cortocircuitado sus comunicaciones. Un gigante que ha entrado con una llave inglesa en su sala de máquinas y se ha dedicado a descacharrarlo todo. Lo dijo VanVleet nada más acabar: “Es como el hombre de las cavernas en esta era de baloncesto de pequeñitos. Un grande viejo arrollando a todo el mundo. Vamos a mantenerlo en pista hasta que muera ahí fuera”. Es así de sencillo: los planes simples son los mejores cuando funcionan.
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7
Buddy Hield
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16 | 0 | 3 | 2 | 1 | 0 | 1 | 0 | 0 | 0/0 | 0/0 | 0/4 | 0 | 4 | 0 | |
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23
Draymond Green
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36 | 8 | 5 | 2 | 3 | 7 | 4 | 0 | 3 | 1/2 | 2/4 | 1/4 | 0 | 3 | 0 | |
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30
Stephen Curry
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41 | 29 | 7 | 1 | 6 | 2 | 5 | 2 | 1 | 5/6 | 3/7 | 6/16 | 0 | 4 | 0 | |
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0
Gary Payton II
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19 | 5 | 3 | 0 | 3 | 1 | 1 | 1 | 0 | 0/0 | 1/1 | 1/4 | 0 | 3 | 0 | |
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Trayce Jackson-Davis
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2 | 2 | 2 | 0 | 2 | 0 | 0 | 0 | 0 | 0/0 | 1/1 | 0/0 | 0 | 0 | 0 | |
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12
Braxton Key
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2 | 0 | 0 | 0 | 0 | 0 | 0 | 1 | 0 | 0/0 | 0/0 | 0/0 | 0 | 1 | 0 | |
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31
Kevin Knox II
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2 | 0 | 0 | 0 | 0 | 0 | 1 | 0 | 0 | 0/0 | 0/0 | 0/0 | 0 | 0 | 0 | |
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Jonathan Kuminga
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Kevon Looney
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4
Moses Moody
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22 | 13 | 2 | 1 | 1 | 1 | 1 | 0 | 1 | 0/0 | 2/8 | 3/5 | 0 | 2 | 0 | |
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2
Brandin Podziemski
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28 | 10 | 7 | 3 | 4 | 3 | 2 | 1 | 0 | 0/0 | 2/3 | 2/6 | 0 | 3 | 0 | |
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21
Quinten Post
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17 | 5 | 1 | 1 | 0 | 2 | 0 | 1 | 0 | 0/0 | 1/2 | 1/4 | 0 | 5 | 0 | |
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15
Gui Santos
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2 | 2 | 0 | 0 | 0 | 1 | 0 | 0 | 0 | 0/0 | 1/1 | 0/0 | 0 | 0 | 0 | |
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2 | 6 | 1 | 0 | 1 | 1 | 0 | 0 | 0 | 0/0 | 3/3 | 0/0 | 0 | 1 | 0 | |
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18 | 3 | 1 | 1 | 0 | 2 | 1 | 1 | 0 | 1/2 | 1/2 | 0/3 | 0 | 4 | 0 | |
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Amen Thompson
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35 | 14 | 7 | 0 | 7 | 2 | 2 | 3 | 0 | 4/6 | 5/12 | 0/1 | 0 | 2 | 0 | |
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28
Alperen Sengün
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37 | 21 | 14 | 3 | 11 | 6 | 2 | 3 | 0 | 5/7 | 8/18 | 0/2 | 0 | 3 | 0 | |
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4
Jalen Green
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32 | 12 | 5 | 1 | 4 | 3 | 1 | 0 | 1 | 5/6 | 2/5 | 1/6 | 0 | 1 | 0 | |
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Fred VanVleet
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39 | 29 | 8 | 1 | 7 | 8 | 2 | 0 | 0 | 9/9 | 1/4 | 6/9 | 0 | 3 | 0 | |
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12
Steven Adams
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31 | 17 | 5 | 3 | 2 | 0 | 0 | 1 | 3 | 9/16 | 4/4 | 0/0 | 0 | 1 | 0 | |
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17
Tari Eason
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16 | 8 | 2 | 0 | 2 | 1 | 0 | 4 | 1 | 0/0 | 1/1 | 2/3 | 0 | 2 | 0 | |
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32
Jeff Green
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1 | 0 | 0 | 0 | 0 | 0 | 0 | 0 | 0 | 0/0 | 0/0 | 0/0 | 0 | 0 | 0 | |
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0
Aaron Holiday
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5 | 3 | 1 | 1 | 0 | 0 | 0 | 0 | 0 | 0/0 | 0/1 | 1/1 | 0 | 1 | 0 | |
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15
Reed Sheppard
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1 | 0 | 0 | 0 | 0 | 0 | 0 | 0 | 0 | 0/0 | 0/0 | 0/1 | 0 | 0 | 0 | |
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10
Jabari Smith Jr.
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18 | 8 | 3 | 1 | 2 | 1 | 2 | 0 | 0 | 0/0 | 1/1 | 2/3 | 0 | 1 | 0 | |
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Cam Whitmore
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