Phoenix Suns

El contrato más tóxico de la NBA está en entredicho

Bradley Beal y su contrato, del que los Suns se quieren desprender, suponen un problema por lo lucrativo del mismo. Millones y una cláusula de veto.

Bradley Beal -
Chris Coduto
Mike Maestre
Nació en Madrid en 1992. Cursó estudios en Periodismo en la Complutense de Madrid. Entró a AS en 2017 y se zambulló en Baloncesto. Y ahí sigue, entre NBA, ACB, LEB, competiciones internacionales... Ha trabajado, además de aquí, en MARCA, NBAmaniacs, EuroSport, la revista Gigantes o las retransmisiones de Euroliga.
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Los cambios en la plantilla de los Suns van a ser de los que giran 180 grados el aparato. Sólo está a salvo Devin Booker, cabeza de proyecto para el próximo entrenador (Jordan Ott), que aspira a recibir una macropropuesta de la entidad de Arizona: 150 millones de dólares por sólo dos años, una medida fiel de lo inflado que está el mercado. Todo lo demás está por ver. En los despachos James Jones ya dejó paso como mánager general a Brian Gregory, el que debe encargarse de cuadrar una plantilla acorde a las expectativas. Que se han desmoronado por los resultados de los dos últimos años y han obligado a este examen de conciencia. Durant, eje sobre el que orbitan este cambalache.

Porque la presión va a ser máxima desde la gerencia. Mat Ishbia, dueño de los Suns desde hace dos años, quiere estar muy encima de los pasos que se den. Como recogió Gerald Bouquet, periodista local, en una información reciente, el directivo estuvo en todo nada más adquirir la propiedad y después dio un paso al lado para dejar trabajar. No ha funcionado. Peor, de ser finalista ha bajado a no estar ni entre los diez mejores de la conferencia. En un correo interno remitido al equipo que toma las decisiones deportivas “asumió la responsabilidad por no haber hecho lo suficiente para establecer una cultura e identidad en Phoenix, apuntando a que siguió el típico manual de un dueño de la NBA -contratar expertos, firmar cheques y no interferir- pero nadie quedó satisfecho con el resultado. A pesar de insistir en que no revisa los vídeos ni diseña jugadas de ataque, pretende ser extremadamente activo en las decisiones y la gestión”. El intento de dejar a la altura del betún la gestión de Robert Sarver, al que la Liga forzó a vender por la conducta de trabajo y malas prácticas que se había establecido en la franquicia, es más intento que realidad en estos momentos.

Hecha la permuta en el banquillo, con la experiencia de Ott de asistente en equipos como Hawks, Nets, Lakers y Cavaliers, las fuerzas se deben enfocar en la plantilla de jugadores. El trío de jugones se va a partir sí o sí, porque la plantilla pactó con Kevin Durant un traspaso cuando acabase la temporada para que ambas partes tomaran caminos distintos, y con la permanencia de Booker queda en total entredicho el papel de Bradley Beal en el futuro más cortoplacista.

John Gambadoro, insider que controla la información de los Suns, asegura que Phoenix no desea su regreso. Pero menudo problemón. El contrato que Beal firmó con los Wizards en su día, 251 por cinco años, es considerado uno de los más tóxicos de la NBA. De lo que cuesta a lo que da hay un trecho, pero cuenta con otra particularidad más siniestra: cuenta con una cláusula antitraspaso, él tiene potestad para vetar un posible acuerdo. Y no se ve el fin del mismo. En la temporada que entrará en octubre cobrará 53,6 millones y para la siguiente goza de una opción de jugador para activar otros 57,1 millones.

Si bien habrá que prestar atención a qué equipo, singular o plural, participan en el acuerdo por Durant, y en el pasado los Rockets eran favoritos tanto como ahora la preferencia recae en los Spurs, el asunto de Beal no puede quedar a un lado. Es capital. También un estorbo. La salida de Durant está pactada verbalmente, falta saber hacia dónde y en qué franja del mercado estival se puede llevar a cabo, pero con el escolta los impedimentos son barreras muy elevadas.

Cuando aquello parecía un superequipo

Así fue la llegada de Bradley Beal a Phoenix Suns.

Phoenix se ha elevado muy por encima de los topes salariales que pone la Liga. Es por ello que el contrato de Bradley Beal no es sólo tóxico a nivel individual, les ha hecho mucha pupa para hacer las cuentas colectivas. Hablamos del mayor presupuesto de la NBA en la actualidad, 214 millones comprometidos, por encima de Minnesota y Boston en ese podio imaginario. Supera ampliamente los dos apron, el primero es de 178,1 y el segundo está en 188,9. Esto restringe al máximo los contratos que los Suns pueden ofrecer a los agentes libres, sólo uno (MLE), por lo que el margen con el que cuentan es exiguo. Otra de las razones por las que buscar un equipo que soporte semejante carga si el intercambio le va a ayudar de alguna manera.

La caída de Bradley Beal

Aunque aún esté en plena madurez, con 31 años de edad, la progresión de Bradley Beal en la liga norteamericana ha finalizado. Producto de los Gators, flamantes campeones de la NCAA este año, fue la 3ª elección del Draft de 2012 por parte de los Wizards. Allí hizo carrera en paralelo a John Wall, que era el base, formando una dupla que sembró el terror en el Este sobre todo en 2017: campeones divisionales y una derrota en siete partidos en semifinales de conferencia contra los Celtics del heroico Thomas. El pico de aquel conjunto. En realidad los resultados no acompañaron ni antes ni después y Scott Brooks se marchó como lo hicieron sus jugadores. Beal fue el último y eso le sirvió para adueñarse del cotarro, ser el líder y cazar el mencionado contrato que ahora trae de cabeza a más de uno. De la campaña antes recitada a 2021, en la que elevó sus marcas sobremanera, disputó tres veces el All-Star y llegó al tercer mejor quinteto del torneo liguero. 26,1 puntos avalaron ese tramo como media. En la 2020/21, con la pandemia de coronavirus aún activa, rompió a jugar mejorando en el tiro de media distancia y se colocó en 31,3 tantos. Y de ahí hacia abajo. En Washington se quedó sin retos y se le buscó hueco en otro equipo. Aunque el perfil entronca con el de Booker, Phoenix lo vio como válido para su intento de asalto al trono y lo absorbió. Este pasado curso bajó a niveles previos a su explosión: 17 puntos anotados y 15 encuentros como suplente. Ávido de un chute de energía, su lugar está fuera de los Suns.

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